martes, 13 de diciembre de 2016

A ti. Mi héroe.

Has estado a mi lado desde siempre. Eres una de las pocas personas que sé con toda seguridad que jamás me decepcionará ni me dejará caer. Sé con toda certeza que podré contar contigo da igual la hora del día o de la noche. Importará poco que sea lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado o domingo porque para ti el día de la semana que será importante será aquel en el que te necesite. Te dará igual tener que salir un día frío de invierno, atravesar campos en flor en primavera, pasar calor extremo en verano o buscarme cuando caen las hojas en otoño porque lo único que te moverá a hacerlo será el hecho de confirmar que yo, tu niña a pesar de mi edad adulta, está bien.
Eres un superhéroe hecho persona. Tienes tantos poderes mágicos que me resulta imposible dudar ni por un segundo que no tengas solución para cualquier problema que se presente.
Te recuerdo de siempre con esa paciencia infinita que siempre te ha caracterizado, sentado en la silla del escritorio rodeado de mis libros y apuntes, siempre dispuesto a tomarme la lección y a seguir aprendiendo conmigo.
Jamás has dado una palabra más alta que otra y aun así te he respetado como si hubieses actuado con mano de hierro. Porque contigo se cumple perfectamente la teoría que defiende que no por gritar más se consiguen antes las cosas.
Si hay algo en este mundo que me duela hasta lo indecible es hacerte sufrir. Y con mi carácter difícil sé que en ocasiones no tan lejanas ese ha sido el caso. Ni te imaginas cuánto me arrepiento de no haber sabido callarme a tiempo. Ya me conoces: me mata la boca y por desgracia y por más que llegase a haberlo deseado con todas mis fuerzas resulta imposible tragarse de nuevo ciertas palabras que jamás debieron ser dichas en alto.
Eres generoso hasta el extremo. Te sacrificas por todos aquellos a los que quieres, entre los que afortunadamente me encuentro. Y lo que es más importante: nunca esperas recibir nada a cambio de tanta dedicación, lo que hace que mi admiración por ti no haga otra cosa más que crecer a medida que pasan los días.
Jamás has querido demostrar ni un ápice de debilidad ni aun cuando no te encontrabas en tu mejor momento y eso me ha hecho pensar que podías ser inmortal. Ahora, con el paso de los años, no me ha quedado más remedio que reconocer que hasta tú eres humano y que el tiempo pasa para todos, incluso para ti, mi superhéroe particular.
Cuesta reconocer que ni siquiera tú eres invencible, que también tú tienes días mejores y días peores. Y sin embargo, si hay algo que sigue sorprendiéndome como si fuese la primera vez es tu facilidad para hacernos creer a todos los que estamos a tu alrededor que a pesar de los contratiempos que van surgiendo lo único realmente importante es contar con la motivación necesaria para seguir adelante, ser valiente y hacerle frente a las innumerables pruebas con las que nos sorprende la vida.

Eres mi roca, mi modelo a seguir, mi apoyo más grande, el guardián de mis sueños, mi mundo entero. Eres todas y cada una de esas cosas que al final se resumen en una palabra, la más importante de todas. Eres cuatro letras que llevan implícito el infinito. Lo mío por ti es adoración plena y a pesar de que sé que no es necesario jamás me cansaré de repetírtelo, ya sea con palabras, gestos o hechos.
Te quiero, papá.


Antonio Orozco. Mi héroe. https://youtu.be/chm79IPVekU