domingo, 3 de noviembre de 2013

Va por vosotros.



Me rodean por todas partes, lo sé. Siento su aliento en mi nuca pero no tengo miedo. Sé que nunca podrían hacerme daño y por ese motivo camino erguida, con paso firme y sin volver la cabeza. 

Cuando tengo un problema sólo tengo que pronunciar su nombre y aparecen, de la nada y sin pedir ningún tipo de explicación. 

Y me hablan, con esa voz cálida y envolvente que me calma y adormece, convirtiendo lo que hasta hacía un momento era un obstáculo insalvable en un camino libre de trampas. 

Y me cuidan como nadie, mimándome cuando hace falta pero tirándome de las orejas también, porque una a veces es demasiado traviesa y necesita recibir una reprimenda de vez en cuando. 

Y me consuelan. Son únicos haciéndolo. Me regalan su pañuelo para que derrame mis lágrimas en él. Y cuando el pañuelo no basta, sólo tengo que apoyar mi cabeza en su hombro y la paz vuelve a mi ser.

Y se alegran cuando soy feliz. Porque si yo soy feliz ellos son felices conmigo. Y entonces todo se convierte en fiesta y la fiesta dura hasta el infinito. 

No es por presumir, pero me he rodeado de los mejores. Son grandes, inmensos… y los tengo todos para mí. El vínculo que se crea cuando te topas con uno de ellos es mutuo y para siempre. Todos y cada uno saben que pueden contar conmigo cuando me necesiten, porque allí estaré, procurando no fallarles nunca. 

Y si alguna vez no he estado a la altura en el pasado, pido humildemente perdón.


A mis amigos. Los de verdad. Gracias por estar ahí.




The Rembrandts. I’ll be there for you. http://youtu.be/nzQWmAwNNCw


 

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