domingo, 6 de julio de 2014

Ella. Yo.

Llevo todo el fin de semana enclaustrada en casa. Y por primera vez en mucho tiempo este encierro es voluntario y no porque me sienta la persona más desgraciada de este mundo. Afortunadamente esa fase de la historia hace ya un tiempo que ha sido desterrada de mi mundo, y ahora cada vez que decido no salir es porque quiero disfrutar de la paz y la tranquilidad que me ofrecen estas cuatro paredes que me rodean.

No, en esta ocasión la culpa de que ni siquiera me haya quitado de encima el pijama (para los que os lo estéis preguntando os diré que sí, que me he duchado) tiene un nombre propio: Se llama Marietta y me está quitando horas de sueño sin que apenas me dé cuenta.

Marietta es mi álter ego. Entró muy tímidamente en mi vida, porque ella es una chica muy discreta, y sin que apenas me hubiese dado cuenta ha ido apoderándose de mí hasta haberme conquistado por completo.

Es una chica tan especial que se ha ganado a pulso la oportunidad de que la conozca todo el mundo, no sólo yo, y se ha convertido en la protagonista absoluta de un libro que todavía no tiene final, pero que poquito a poco va tomando forma a base de llenar sus páginas con las aventuras y desventuras que le van sucediendo a esta heroína improvisada.

Alguien que ya ha tenido el placer (o la desgracia) de seguirle la pista a esta chica me preguntó en una ocasión cuánto de mí había en ella. No pienso revelar el secreto. Sólo diré que a veces las apariencias engañan… y a veces más de lo que cualquiera de vosotros se podría imaginar.

En realidad toda esta aventura comenzó porque ya me había cansado de escuchar a un par de “pesados” (palabra que utilizo con todo el cariño que me es posible) que no paraban de insistirme para que escribiese un libro, porque en su opinión mi forma de contar historias resultaba de lo más amena. Y harta ya de la misma cantinela, un día cualquiera, y como quien no quiere la cosa, comencé un experimento cuyo principio quedó reflejado en una de las entradas de mi blog.

Y lo que comenzó como una broma cuya única intención era la de taparles la boca a mis queridos amigos, me ha descubierto algo de lo que no era consciente en absoluto: Me gusta escribir. Me apasiona darle forma a todo aquello que va surgiendo en mi cabeza. Me entretengo haciéndolo. Me relaja enormemente. Se me pasan las horas en un suspiro y hasta incluso en ocasiones me olvido de comer.

Me paso las noches dándole vueltas a cómo podría continuar la historia, porque en verdad os digo (aunque alguno no se lo crea) que no tengo ni la más remota idea de lo que le va a pasar a la pobre Marietta dos páginas más adelante. Y me levanto temprano. Y enciendo el portátil y abro el archivo que por el momento he bautizado como Marietta.doc. Archivo que ya va por la página 57 en tamaño A4. Y sin que apenas me dé cuenta mis dedos comienzan a teclear como posesos y de repente me doy cuenta de que tengo una imaginación desbordante. Yo, que jamás me vi capaz de desarrollar una historia de la manera en la que lo estoy haciendo. Porque escribir siempre me ha parecido muy complicado. Admiro a todos aquellos que a partir de un par de ideas son capaces de deleitarnos con aventuras increíbles cuyos protagonistas nos enganchan desde la primera línea.

No tengo ni idea de hasta dónde me llevará esta locura. Ni siquiera tengo claro que vaya a abandonar alguna vez el disco duro de mi ordenador. Lo que sí puedo confirmar sin miedo a equivocarme es que con Marietta he encontrado la estabilidad que me faltaba para seguir avanzando en mi camino hacia la felicidad.

Y si al final Marietta decide abandonar su anonimato para que todos vosotros podáis ser testigos de su desordenada y desastrosa vida yo me sentiré enormemente orgullosa de poder compartir con vosotros sus alegrías y sus penas.

Y ojalá que, si en alguna ocasión esto sucede, el cariño que le tengáis a ella sea el mismo que yo le profeso en este momento. Porque Marietta es única. Marietta es un desastre. Marietta es maravillosa. Marietta es una enamorada de la vida. Marietta tiene un corazón de oro.



Marietta es mi álter ego.




El Canto del Loco. Contigo. http://youtu.be/TFHZ2g4AAwE





3 comentarios:

  1. Felicidades por lo bien que escribes y por hacer caso a esos pesados que tanto insistieron. Me encanta leerte y ojalá algún día saliera a la luz la vida de Marietta o tuya (o de ambas), pues yo sería uno de los lectores que luego harían cola en El Corte Inglés o Fnac para una firma tuya, jejeje y eso que no soy de mucha lectura (mal, lo sé, pero me tira más lo de la artesanía y las manualidades y esas cosas).
    Bueno, lo dicho, que me encanta leerte.

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  2. Gracias Fernando!. Marietta va ya por el capítulo 10 (según me han dicho, eso equivaldría a unas 150 páginas...), lo cual me parece todo un mérito teniendo en cuenta que nunca pensé que al final llegase siquiera a plantearme ponerme escribir.
    Lo de que salga a la luz... tengo detrás una panda de locos que ya se están informando de lo que tendría que hacer para que sea factible. A ver, a ver... vayamos poco a poco. Primero tengo que terminar el libro y luego alguien tendría que mostrar interés por él, cosa que ya me parece algo más complicado.
    Pero quién sabe: hace tan sólo un par de meses, ni siquiera existía Marietta en mi vida. Ahora no puedo vivir sin ella... :-)
    Ah!!! Tú también eres un artista, por cierto.
    Beso.

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  3. De nada, pues es verdad que escribes y muy bien, (me tienes enganchado a las aventuras de Marietta), aunque sí que me di cuenta de que había empezado al revés, por eso ayer leí tu primer escrito (que me gustó mucho) y hoy continuaré en ese mismo orden.
    Felicidades nuevamente y ojalá pudiera salir a la luz Marietta, para que todo el mundo pudiera conocerla y admirar tu talento.
    ;) Biquiños
    Fer

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