Llevo todo el fin de
semana enclaustrada en casa. Y por primera vez en mucho tiempo este encierro es
voluntario y no porque me sienta la persona más desgraciada de este mundo.
Afortunadamente esa fase de la historia hace ya un tiempo que ha sido
desterrada de mi mundo, y ahora cada vez que decido no salir es porque quiero
disfrutar de la paz y la tranquilidad que me ofrecen estas cuatro paredes que me
rodean.
No, en esta ocasión la
culpa de que ni siquiera me haya quitado de encima el pijama (para los que os
lo estéis preguntando os diré que sí, que me he duchado) tiene un nombre
propio: Se llama Marietta y me está quitando horas de sueño sin que apenas me
dé cuenta.
Marietta es mi álter ego.
Entró muy tímidamente en mi vida, porque ella es una chica muy discreta, y sin
que apenas me hubiese dado cuenta ha ido apoderándose de mí hasta haberme conquistado
por completo.
Es una chica tan especial
que se ha ganado a pulso la oportunidad de que la conozca todo el mundo, no
sólo yo, y se ha convertido en la protagonista absoluta de un libro que todavía
no tiene final, pero que poquito a poco va tomando forma a base de llenar sus
páginas con las aventuras y desventuras que le van sucediendo a esta heroína
improvisada.
Alguien que ya ha tenido
el placer (o la desgracia) de seguirle la pista a esta chica me preguntó en una
ocasión cuánto de mí había en ella. No pienso revelar el secreto. Sólo diré que
a veces las apariencias engañan… y a veces más de lo que cualquiera de vosotros se podría
imaginar.
En realidad toda esta aventura comenzó
porque ya me había cansado de escuchar a un par de “pesados” (palabra que
utilizo con todo el cariño que me es posible) que no paraban de insistirme para
que escribiese un libro, porque en su opinión mi forma de contar historias resultaba de
lo más amena. Y harta ya de la misma cantinela, un día cualquiera, y como quien
no quiere la cosa, comencé un experimento cuyo principio quedó reflejado en una
de las entradas de mi blog.
Y lo que comenzó como una
broma cuya única intención era la de taparles la boca a mis queridos amigos, me ha
descubierto algo de lo que no era consciente en absoluto: Me gusta escribir. Me
apasiona darle forma a todo aquello que va surgiendo en mi cabeza. Me
entretengo haciéndolo. Me relaja enormemente. Se me pasan las horas en un
suspiro y hasta incluso en ocasiones me olvido de comer.
Me paso las noches dándole
vueltas a cómo podría continuar la historia, porque en verdad os digo (aunque
alguno no se lo crea) que no tengo ni la más remota idea de lo que le va a
pasar a la pobre Marietta dos páginas más adelante. Y me levanto temprano. Y
enciendo el portátil y abro el archivo que por el momento he bautizado como
Marietta.doc. Archivo que ya va por la página 57 en tamaño A4. Y sin que apenas
me dé cuenta mis dedos comienzan a teclear como posesos y de repente me doy
cuenta de que tengo una imaginación desbordante. Yo, que jamás me vi capaz de
desarrollar una historia de la manera en la que lo estoy haciendo. Porque
escribir siempre me ha parecido muy complicado. Admiro a todos aquellos que a
partir de un par de ideas son capaces de deleitarnos con aventuras increíbles cuyos
protagonistas nos enganchan desde la primera línea.
No tengo ni idea de hasta
dónde me llevará esta locura. Ni siquiera tengo claro que vaya a abandonar
alguna vez el disco duro de mi ordenador. Lo que sí puedo confirmar sin miedo a
equivocarme es que con Marietta he encontrado la estabilidad que me faltaba
para seguir avanzando en mi camino hacia la felicidad.
Y si al final Marietta decide abandonar su anonimato para que todos vosotros podáis ser testigos de su desordenada y
desastrosa vida yo me sentiré enormemente orgullosa de poder compartir con vosotros
sus alegrías y sus penas.
Y ojalá que, si en alguna
ocasión esto sucede, el cariño que le tengáis a ella sea el mismo que yo le
profeso en este momento. Porque Marietta es única. Marietta es un desastre. Marietta
es maravillosa. Marietta es una enamorada de la vida. Marietta tiene un corazón
de oro.
Marietta
es mi álter ego.
El Canto del Loco. Contigo. http://youtu.be/TFHZ2g4AAwE
Felicidades por lo bien que escribes y por hacer caso a esos pesados que tanto insistieron. Me encanta leerte y ojalá algún día saliera a la luz la vida de Marietta o tuya (o de ambas), pues yo sería uno de los lectores que luego harían cola en El Corte Inglés o Fnac para una firma tuya, jejeje y eso que no soy de mucha lectura (mal, lo sé, pero me tira más lo de la artesanía y las manualidades y esas cosas).
ResponderEliminarBueno, lo dicho, que me encanta leerte.
Gracias Fernando!. Marietta va ya por el capítulo 10 (según me han dicho, eso equivaldría a unas 150 páginas...), lo cual me parece todo un mérito teniendo en cuenta que nunca pensé que al final llegase siquiera a plantearme ponerme escribir.
ResponderEliminarLo de que salga a la luz... tengo detrás una panda de locos que ya se están informando de lo que tendría que hacer para que sea factible. A ver, a ver... vayamos poco a poco. Primero tengo que terminar el libro y luego alguien tendría que mostrar interés por él, cosa que ya me parece algo más complicado.
Pero quién sabe: hace tan sólo un par de meses, ni siquiera existía Marietta en mi vida. Ahora no puedo vivir sin ella... :-)
Ah!!! Tú también eres un artista, por cierto.
Beso.
De nada, pues es verdad que escribes y muy bien, (me tienes enganchado a las aventuras de Marietta), aunque sí que me di cuenta de que había empezado al revés, por eso ayer leí tu primer escrito (que me gustó mucho) y hoy continuaré en ese mismo orden.
ResponderEliminarFelicidades nuevamente y ojalá pudiera salir a la luz Marietta, para que todo el mundo pudiera conocerla y admirar tu talento.
;) Biquiños
Fer