Hoy quiero confesar que
estoy un poco triste.
Hoy quiero confesar que en
el momento en el que escribo estas
líneas no puedo evitar que un par de lágrimas rueden por mis mejillas.
Hoy quiero confesar que lo
sabía. Sabía que lo que me hace sentir así tenía fecha de caducidad.
Hoy quiero confesar que no
estoy dispuesta a volver a pasarme los días penando por las esquinas, así que
hoy os confieso que sí, que asumo que tendré que pasar un pequeño período de
duelo que espero no dure más de unas horas, un día a lo sumo, y que después de
ese plazo en el que me permito acurrucarme en el sofá mientras mi mirada se
pierde en el infinito, el ave fénix promete resurgir de sus cenizas y volver a
volar.
Hoy quiero confesar que estoy
sorprendida de que la vida siga siendo capaz de sorprenderme, cuando ya
pensaba que lo había visto todo. Y a veces lo consigue haciéndome partícipe de
historias inesperadas que, conmigo como protagonista, me hacen volver a sentir
que estoy viva. Me hacen volver a SENTIR.
Hoy quiero confesar que
prometí blindarme y que al final no lo he conseguido del todo. Pero no por ello
me arrepiento, para nada, porque la felicidad que he vivido, por más efímera
que haya sido, compensa todo lo duro que pueda venir después.
Hoy quiero confesar que no
todo está perdido, que tal vez haya sido un hasta
luego y no un adiós. Imagino que
en el fondo eso es lo que deseo en lo más profundo de mí. Pero si al final ese
supuesto hasta luego termina
convirtiéndose en un adiós sin
remedio, me sentiré afortunada por haber formado parte de una historia que se
mostró ante mí de la manera más insospechada.
Hoy quiero confesar que en
este día soleado en mi mundo ha aparecido alguna nube. Pero no me preocupa
porque al final sé que el sol terminará por abrirse paso y se presentará más
brillante y hermoso que nunca.
Hoy quiero confesar que, a
pesar de que probablemente este cuento ya tenga que ser narrado en tiempo
pasado, la sensación de sentirme viva debe ser descrita en tiempo presente.
Hoy quiero confesar que,
por primera vez en mucho tiempo, tenía ganas de confesarme.
Y
como procede después de semejante confesión, prometo que cumpliré, con
resignación y aceptación, mi penitencia. Que así sea.
Pues desconozco que te ha pasado pero desde luego no mereces estar triste por nada así que recuerda: caer esta permitido; levantarse es obligatorio. Te presto de forma temporal una de mis citas preferidas. Un beso princesa!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por el préstamo, niña guapa!
ResponderEliminarPrometo devolvértelo muy, muy pronto.
Estoy un poquito triste, pero paradójicamente y en contra de lo que pueda parecer, me alegro de estarlo. A ojos de los demás la frase anterior puede no tener sentido, pero yo sé por qué te lo digo.
:-)
IMAGINAR
ResponderEliminarNo hay nada mejor
que imaginar…
que las nubes vuelan solas
sin viento que las empuje.
Que las olas vienen y van.
Que la arena de la playa es oro fino:
un lugar para dibujar
siluetas y recuerdos.
No hay nada mejor
Que imaginar que ella es una bruja buena,
aunque en sus ojos yo no deje de ver
un velo transparente: lágrimas
amarradas, enlazadas, aún por llorar…
Sólo quiero imaginar…
que no hay príncipes sin princesas.
Que no hay sonrisas presas.
Que no hay espacio ni lugar
para guardar tantos sentires
y esperanzas que vendrán.
Imaginar que ella es Cenicienta,
que se prueba cada noche
un zapato de cristal.
Que pasea cada tarde de otoño
sus dálmatas por el jardín
de su Edén imaginario.
Y que se cruza con Robin,
aunque nunca será un príncipe azul,
en un claro del bosque de la vida…
No hay nada mejor
Que imaginar, no un final,
Sino una vida feliz.
Un millón de gracias, Julio.
ResponderEliminarMe encanta.
:-D
No tienes porqué darlas, Cinderella.
ResponderEliminarsabes que es un placer. Siempre.
Bsto
Autorretrato breve
ResponderEliminarMe hace feliz
tan poquita cosa…
Me hace feliz tu sonrisa llena,
una noche estrellada,
una luz medio apagada…
Cualquier palabra dulce
que sale de tu boca…