¡¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!!
No...
No me he vuelto loca aunque ya de sobra sabéis que muy cuerda jamás he estado.
Pero es que vamos a ver... con esto de que mi inspiración decidió tomarse un
tiempo de descanso allá por el año pasado ("solo
serán un par de días, para recargar pilas y regresar con fuerzas" me
engañó la tía falsa) a lo tonto a lo tonto estamos en el mes siete del año en
curso y a estas alturas de la historia todavía no había compartido con vosotros
la alegría que genera este año que ya empieza... digo continúa... digo casi
llega a su fin....
Así
que como lo primero es lo primero, os envío mis mejores deseos aunque sea con
un poquito de retraso.
Tal vez os preguntéis a qué he
dedicado todos estos meses que he pasado sin dar señales de vida. Es posible
que os penséis que me he sacado dos carreras, o que el trabajo me ha tenido
totalmente absorbida o incluso que me ha tocado la lotería y me he dedicado a
recorrer el mundo de izquierda a derecha y de derecha a izquierda sin más tiempo
disponible que el necesario e imprescindible para llegar al destino marcado en
la ruta, reponer fuerzas y partir hacia el siguiente.
Pues no. No, no y no.
Sigo siendo la misma
licenciada en Traducción e Interpretación que era a finales del 2016, luchando eso
sí como una jabata por no olvidar el inglés y el alemán que tanto me costó
introducir en la sesera. Y cuando digo inglés y alemán me refiero a temas de
lenguas que no van a ningún maromo pegadas, para mi gran desgracia, sino a
lenguas a secas. Del mundo. Pero lenguas a secas.
Mi trabajo todavía no me ha
encumbrado a ningún lugar en el que mi presencia sea requerida a tiempo
completo y sigo teniendo un horario de currito funcionarial. Con unas tardes
que suelen alargarse más de lo que a mí me gustaría, pero que no me sirven de
excusa para haber desaparecido del mapa durante el tiempo que lo he hecho.
Sigo siendo pobre. De necesidad.
Por obligación y porque no me queda más remedio. Apenas sí puedo permitirme
algún capricho que se salga de mi rutina diaria como para disponer del líquido
necesario para equipar mi maleta con todo lo imprescindible para visitar en un mismo
viaje países con clima diametralmente opuesto. Que una cosa es llevarte un
paraguas por si llueve, un abrigo para el frío y un bikini para cuando toque
playa y otra muy diferente contar con varios recambios para no repetir modelito
en demasiadas ocasiones. Que un viaje de vuelta al mundo es muy largo y queda
muy feo salir en todas las fotos con el mismo pantalón y jersey.
En resumidas cuentas: me ha
pasado lo que me pasa siempre. Que no sé en qué narices ocupo el tiempo pero el
muy capullo vuela más rápido que un avión supersónico y cuando yo voy, él ya
está de vuelta, y de esta manera es imposible que nos crucemos ni tan siquiera
para saludarnos, hablar del tiempo y preguntar por la familia. Así que de
pensar en escribir ya ni hablamos. Y si encima cuento con la nula colaboración
de mi inspiración, apaga y vámonos.
No existe por tanto una explicación
memorable, propia de un guion de película de Hollywood que justifique semejante
dejadez por mi parte, y tampoco me parecía procedente inventar ahora un mundo
de ilusión y fantasía porque al final todo se sabe y como dicen por ahí, la
mentira tiene las patas muy cortas. Además, ya he confesado que tampoco estaba
yo mucho para pensar, así que para qué nos vamos a engañar, vosotros y yo.
En plena operación salida de vacaciones mi cerebro continúa a medio gas
y el calor hace todo lo posible por derretir las escasas neuronas que me
quedan. Con todo y con eso en el fondo de mi ser mis ganas por escribir siguen
intactas así que procuraré despertar de su letargo a mi creatividad y continuar
plasmando historias con más o menos acierto para que no os olvidéis de mí con
tanta facilidad. Puedo prometer y prometo…
Sia. I’m Alive. https://youtu.be/t2NgsJrrAyM
No hay comentarios:
Publicar un comentario